Leo Te Cuenta
Sumérgete en historias únicas y disfruta de los cuentos ganadores de nuestro concurso literario. Creatividad, emoción y arte en cada cuento.
Ganadores Nivel Básico
Las piedras mágicas
Joaquín Andrés Bravo Parra - 3º Básico A
Había una vez un niño llamado Pedro, tenía unos 10 años y vivía en un pueblo cerca del bosque y al otro lado estaba cerca el mar.
Un día su abuelo le contó que en un año al planeta Tierra le caerá un meteoro gigante e iba a destruir el planeta, o sea a ellos también y después le contó la leyenda de las piedras mágicas que son cuatro y cada una tiene un poder especial: agua, electricidad, fuego y planta, y en la leyenda también estaban las ubicaciones; la de agua en el mar, la de planta en el bosque, la de electricidad arriba de las nubes de una tormenta y por último la de fuego en el infierno. Su abuelo le dijo que no era verdad, pero Pedro no le hizo caso e invitó a sus 5 amigos a buscar las 4 piedras. María, Felipe y Pablo dijeron que no, en cambio José y Javiera que eran hermanos dijeron que sí.
Pedro preguntó ¿quién tiene un avión de verdad para ir al bosque, al mar y volar arriba de las nubes?
Javiera dijo que su papá tiene un avión y José dijo: -Yo traigo agua y comida.- y por último, Pedro dijo: -Yo traigo los walkie-talkie.- Diez minutos después ya estaban listos para irse y se despidieron de sus padres y se fueron. Estaban volando arriba del mar, José abrió la puerta y se cayó al mar. Él dijo que estaba bien, también dijo que lo dejaran y que él buscaría la piedra del agua. Pedro recordó que había traído los walkie-talkie y le tiró uno para que lo fueran a buscar por si estaba en problema o si había encontrado la piedra. Después fueron arriba de las nubes de una tormenta y en el mar se les había olvidado cerrar la puerta del avión y en la tormenta vieron una paloma que se cruzó y tuvieron que doblar muy bruscamente. Javiera cayo del avión porque la puerta estaba abierta, Pedro preguntó si estaba bien y dijo que sí porque había caído en una nube muy esponjosa, y le dijo lo mismo que a José, le entregó el walkie-talkie y Pedro fue al bosque solo, fue al centro del bosque y encontró la piedra de planta, probó su poder e hizo una lluvia de hojas.
Después que probó el poder, le preguntó a José por el walkie- talkie, Si ya había encontrado la piedra del agua. José le respondió que sí y que también la había probado y que hizo un corro de agua.
Después Pedro lo fue a buscar para guardar la piedra en un maletín especial para piedras. Cuando José se estaba subiendo, Pedro le preguntó a Javi lo mismo que a José, también la había probado e hizo unas espadas de rayos.
Pedro lo fue a buscar, cogió la piedra y la dejó en el maletín, volvieron al pueblo y Pedro le dejó un walkie-talkie a su abuelo para cuando necesitaran le tirara una cuerda. Pedro, José y Javiera empezaron a excavar, cuando ya habían excavado mucho y estaban muy cansados y por fin llegaron al infierno y encontraron mil esqueletos y los derrotaron juntando las tres piedras hicieron un súper poder.
Después de destruirlos a todos, recogieron la piedra del fuego. Pedro la probó e hizo un boomerang de fuego mientras Javiera le decía al abuelo de Pedro que les tirara la cuerda para que pudieran subir. Como ya había pasado un año, ya se iba a estrellar, así que Pedro, José y Javiera juntaron las 4 piedras e hicieron un humano de elementos… algo así:
Después Súper Elements fue al espacio y cortó en pedacitos el meteoro y Pedro, Javiera y José se volvieron los súper héroes por salvar el mundo.
Una dinosorpresa
Paz Catalina Díaz Pino - 4º Básico A
Érase una vez, una niña llamada Esmeralda, estaba junado en su cuarto pero aburrida le fue a preguntar a sus padres si podía salir a jugar al bosque, a lo que sus padres respondieron que si podía. Esmeralda fue entusiasmada al bosque. En el camino encontró una mariposa de múltiples colores. Le gustó tanto que corrió hacia ella. Después de un tiempo de perseguirla tropezó con algo -¿qué será?- dijo ella. Cuando lo vio quedó sorprendida ¡Era un dinosaurio!
Pero no cualquiera, era un ¡triceratops! Esmeralda asustada, pero muy sorprendida lo primero que hizo fue intentar acariciarlo, pero el dinosaurio se asustó mucho al sentir que algo lo tocaba, así que se escondió detrás de una piedra, la cual no lo podía cubrir por completo. Estuvo un tiempo escondido esperando que la niña se fuera. Esmeralda al darse cuenta que el dinosaurio estaba muy asustado, se fue a su casa pero aún lo observaba desde la ventana de su cuarto, mientras que el pequeño dinosaurio salía de a poco, asegurándose de que la niña se había ido. Al pasar de los días, el pequeño triceratops le fue agarrando más confianza a Esmeralda, ya que ella pasaba todos los días a verlo, hasta el día que ella quiso cuidar de aquél pequeño dinosaurio. Esmeralda fue a su casa a preguntarle a sus padres si podía traer a la casa un dinosaurio, ellos pensaron que el pequeño triceratops era un amigo imaginario de Esmeralda. Le dijeron que sí podía llevarlo. Ella muy feliz fue donde el triceratops y se lo llevó a su casa, los padres de Esmeralda quedaron sorprendidos porque pensaron que no era real, pero al verlo de frente quisieron ver si de verdad era real o una simple broma, así que lo tocaron y descubrieron que sí era real y eso los sorprendió aún más, porque era casi imposible ya que eran animales prehistóricos. De repente escucharon un ruido afuera por lo que miraron por la ventana y observaron más al triceratops, porque habían ido a buscar a aquel pequeño amigo de Esmeralda, ya que se iban a ir a otro lugar, porque en su hábitat, lo árboles estaban siendo talados, entonces el triceratops al oír esto le preguntó a sus padres si se podía quedar un tiempo más con la niña, a lo que sus padres dijeron que sí, pero que en unos años más lo irían a buscar. El dinosaurio muy contento se quedó con la niña, jugaron, rieron, bromearon y se divirtieron mucho juntos pero pronto pasaron los años, el triceratops un día recordó aquella promesa y se asomó por la ventana triste porque sabía que él con su amiga había terminado. Lo primero que vio fue a sus padres esperándolo para poder marcharse y en ese momento el corrió a darle un fuerte abrazo a su querida amiga porque sabía que sería el último abrazo. Fue muy largo y cuando se soltaron entre lágrimas dijeron su último adiós, aquel pequeño triceratops se fue con sus padres a aquel lugar dicho. La niña triste y con la esperanza de que algún día volviera su pequeño amigo, miraba todos los días por la ventana, pero nunca volvió. Después de un tiempo la niña comenzó a ir al colegio en donde allí hizo nuevos amigos y superó a su pequeño amigo dinosaurio.
La Princesa Guerrera
Magdalena Jesús Pino Salfate - 4º Básico A
Había una vez, una princesa muy hermosa que vivía en el reino “Slayy”. Su papá quería casar a su hija con el reino “Sigma”, pero ella no quería casarse, ella quería estar en la guerra pero su papá no la dejaba y la regañaba diciéndole: -No, las mujeres no van a la guerra, las mujeres se dedican al hogar de la casa.- y ella triste no sólo por eso, no quería casarse, también le gustaba el príncipe del reino Skbioi Nigga. Ella por la noche practicaba para la guerra y porque ella sabía que venía una guerrera porque escuchó decir a su papá que venía una guerrera y ella practicaba para el día de la guerra. En la noche el día llegó antes de la guerra. En la noche el día llegó antes de la guerra en la noche se subió a la espalda de un dragón que había domesticado y en a mañana vinieron las tropas del Reino Fife. Ella tocó una trompeta y todos los guerreros salieron a pelear pero cuando vieron a la princesa se sorprendieron pero no dijeron nada. La princesa atacó a los guerreros con su dragón Amongus. Cambia formas y mató a la mayoría de los guerreros. Ella estaba agotada. E rey Fife dijo: -Por favor denme un año para preparar a mis soldados y la princesa en todos esos meses se juntó con el príncipe del reino Scibidi Nigga y se casaron y al día siguiente el pueblo fife atacaron. La princesa se subió a la espalda de su dragón Amongus, cambió forma y atacó uno de los dragones malos, atacó al dragón Amongus cambia formas y el Amongus cambia formas lo atacó y el dragón malo estaba al borde de la muerte y al último segundo el dragón malo atacó al dragón Amongus con su cola y el dragón Amongus lo partió por la mitad. La princesa muy triste con todas sus fuerzas atacó al dragón enterrándole su espada en su cabeza la princesa ya devastada por la pérdida de su mejor amigo, vio cómo su esposo estaba en el piso muerto. Ella llena de tristeza se convirtió en enojo, muy enojada con todas sus fuerzas atacó a todos los guerreros y su tribu ganó la batalla después. Después de unos meses de la guerra, ella descubrió que estaba embarazada, ella súper feliz le contó a su pueblo y después de 9 meses nació el futuro rey y vivieron felices para siempre.
La Manzana Graciosa
Catalina Fernández León - 1° Básico A
Había una vez una manzana muy diferente a las demás. Vivía con su papá y su mamá y a ellos no les importaba que fuera diferente porque la amaban mucho, era muy divertida porque sólo tenía boca.
Ganadores Nivel Medio I
El juego infinito
Gael Pierre Merino Viveros - 7º Básico B
Samuel se despertó en un lugar espeluznante. No sabía qué hacía ahí; lo único que recordaba era que estuvo en una fiesta y conoció a una chica bella. Después de eso, no recordaba nada más.
Empezó a sonar un cuerno, como los que usaban los mapuches antiguamente. Luego, predominó un silencio terrorífico. Se paró del suelo y caminó por el pasillo en el que se encontraba. No había nada. Vio una puerta, la abrió lentamente, y fue entonces cuando ocurrió el momento que lo dejó marcado: una pared gigante lo rodeaba. Se quedó petrificado.
Caminó en línea recta. Había un poblado.
—¿Hay alguien aquí? —dijo.
Al decir esto, se escuchó cómo algo se caía. Fue hacia donde provenía el sonido, pensando que podría encontrarse con alguien, pero fue una mala idea. Ahí estaba, frente a frente, con una criatura con tumores por todo el cuerpo. Su piel parecía colgar y, para colmo, tenía en la mano carne de dudosa procedencia.
La criatura corría hacia él mientras gritaba descontroladamente.
Samuel se despertó en un lugar espeluznante. No sabía qué hacía ahí; lo único que sabía era que hacía poco lo había atacado una criatura deforme y horrible. Recordaba el lugar en el que se encontraba. Incluso salió de donde estaba para dirigirse al sitio donde lo atacó el monstruo. Era el mismo lugar y la misma situación, solo que Samuel ya sabía que ese monstruo lo iba a atacar. Cuando la criatura corrió hacia él, la esquivó, agarró un tubo que había en el piso y la golpeó. La cosa horrenda cayó al suelo, y lo que se le ocurrió a Samuel fue patearla, pero la criatura le agarró el pie y…
Samuel se despertó en un lugar espeluznante. No sabía qué hacía ahí; lo único que sabía era que lo había atacado dos veces un monstruo y que ahora lo vencería. Samuel corrió en línea recta. Estaba en el mismo lugar y la misma situación. Esquivó a la criatura, la golpeó con un tubo y cayó al piso. Cuando estaba en el suelo, la golpeó con el fierro descontroladamente hasta que ya no mostró signos de vida.
Después de esto, se escuchó un cuerno como el que usaban los mapuches, y empezaron a oírse muchas cosas… una manada de algo.
—¿Qué es eso? —preguntó.
Continuará en la siguiente edición del concurso.
Joaquín el pez con patas
Agustina Ignacia Pérez Droguett - 6º Básico B
Había una vez un pez llamado Joaquín. Él era un pez de color dorado y vivía en una bolsa plástica en la feria de los domingos.
Un día domingo, como todos los domingos, Joaquín esperaba ser comprado por alguien hasta que llegó Ximena, una adolescente de 16 años, a la que le gustaban los animales del mar. Era solitaria y pensó que una mascota sería una buena compañía, entonces compró a Joaquín.
Llegando al apartamento, Ximena dejó en el lavamanos del baño a Joaquín, y se dirigió a comprar una pecera olvidándose de que dejó la ventana del baño abierta. En ese momento entró un gato, vio a Joaquín, quiso jugar con él y por accidente lo tiró al wáter, en eso el gato también cayó afirmándose de la palanca del estanque, lo que hizo que Joaquín se fuera por el drenaje, cuando se dio cuenta había caído en desechos tóxicos provocando que le salieran patas, Joaquín vio un agujero y salió por ahí.
Finalmente Joaquín vio a Ximena y la siguió sin que ella se diera cuenta, cuando llegaron Joaquín fue al lavamanos y se subió. Ximena al ver las patas que tenía se preocupó y le dio gracias a la vez, lo puso en su pecera, viviendo juntos para siempre.
Noche
Violeta Aurora Gutiérrez Páez - 7º Básico A
Me encantan las noches, los bellos astros, la tranquilidad de la luna, la serenidad del mundo. Cada noche espero pacientemente en esa banca, debajo del naranjo, en el patio de mi casa. Me quedo ahí un buen rato, contemplando todo. Pero lo que espero es esa luz, esa tenue luz, que a medida que baja de su estrella se va haciendo más fuerte. Se sienta a mi lado, con tranquilidad. No escucho su voz, pero, de alguna forma hablamos de todo. Cada noche, la misma visita. Aunque una noche fue diferente, más tiempo de espera, más tenue la luz, hablamos menos. La luz se sentía solitaria. A la noche siguiente la esperé, pero no llegó. Aunque al mirar al cielo, la estrella de donde siempre bajaba, titilaba. Supuse que era una despedida, porque desde ese momento que el bello astro desapareció. El universo es demasiado misterioso para saber con certeza qué sucedió. Pero la esperanza es lo último que se pierde ¿verdad? Es por eso que todas las noches, en la misma banca, bajo el mismo árbol, miro al cielo en busca de esa luz.
Ganadores Nivel Medio II
La ballica
Josefina Isabel Méndez Soto - 3º Medio A
Ya se había definido como rutina el paseo nocturno en auto. Cada vez que se necesitaba bencina, el papá y su hija salían por la noche a la Copec del centro; luego de rellenar el estanque paseaban por los caminos de la Isla.
Comenzó como un capricho de ella, desde que era guagua que le relajaban de sobremanera los paseos nocturnos en auto; miraba los postes, las luces y las copas de los árboles que pasaban y se mecía con el movimiento periódico de la máquina que, finalmente, la liquidaba. Siempre le gustó la noche, le fascinaba esa cosa secreta que se oculta detrás de la oscuridad y que no se sabe si desea salir o no.
Entre todos los recónditos caminos de la Isla en los que podían gastar la bencina, sobresalían La Merced, Santa Ema, San Luis, el camino del cementerio, la Unión y, el favorito de ambos, el Camino del Diablo. Se le llamaba así porque, supuestamente, se aparecía el demonio en las noches de luna llena, pero esta leyenda sólo la creían y difundían los que iban a la iglesia regularmente.
Aquella noche, precisamente, tenían que ir a rellenar el estanque. Habían realizado todo el recorrido y sólo les quedaba el último tramo para volver a casa: el Camino del Diablo. El resplandor de la luna alargaba y confundía las sombras de los árboles y los matorrales, le daba al paisaje esos colores metálicos característicos que confunden los sentidos, como en los sueños, y también en las pesadillas.
No llevaban ni la mitad de la calle recorrida cuando se filtró por la ventilación del auto un hedor a podredumbre. Sobre el camino se depositaban varios cadáveres de animales pequeños, los cuales lograron esquivar ágilmente sin prestar atención al presagio que ofrecía este cuadro.
Inesperadamente, se apagaron todas las luces del vehículo.
– ¡Maldición! ¡No se hallan echado a perder las luces, de nuevo! – profirió el padre, temiendo una falla eléctrica general, mientras disminuía la velocidad.
Se quedaron unos segundos, que parecieron ser eternos, envueltos únicamente por la luz de la luna; cuando las luces volvieron a encenderse vieron ante ellos un inmenso toro en medio del camino. Era una criatura magnífica, negro como cuervo, de cachos imponentes y asesinos. Gracias a una hábil maniobra del padre lograron evitar colisionar con la inmensa bestia, pero ambos se percataron, en ese breve segundo en el que lo vieron, que no era como los otros toros del campo; éste tenía los ojos encendidos, inyectados en sangre.
La niña, atemorizada, miró por el retrovisor, pero no logró ver al animal. Lo único que logró divisar bajo la tenue luz de la luna fue la silueta de un cura vestido a la antigua: con sotana y un sombrero apostólico, quien se alejaba y se fundía con la oscuridad del camino, excepto sus ojos encendidos como los de la bestia.
Por la ventilación comenzaba a filtrarse un potente hedor a gases sulfurosos, de esos que despiden los volcanes, el hedor característico del averno; el olor a azufre. Ninguno de los dos pronunció palabra sobre lo sucedido en lo que quedaba de camino.
Al día siguiente la niña comentó lo sucedido con una de sus vecinas, una monja veterana que vivía en la cuadra. La anciana, al oír la historia, sólo atinó a volver a su casa sin hacer ningún comentario al respecto, persignándose, mientras sacaba su rosario del bolsillo, y despidiéndose con palabras incomprensibles de las que sólo se entendió un:
– De nuevo no, dios mío!
Thalassa
Emilia Agustina García León - 4º Medio A
No recuerdo cuándo comencé a huir. Tal vez fue cuando el sol dejó de nacer sobre los campos de Vireth, o cuando mis pasos ya no hacían eco, hundiéndose en tierra sin voz. Caminaba sobre una llanura rota, donde el cielo era ceniza flotante y las estrellas se escondían como si me temieran. No tenía nombre. Solo un cuerpo hecho de recuerdos prestados. El viento me llamaba por nombres que había olvidado. La soledad era un dios sin rostro que me abrazaba con brazos vacíos.
Entonces apareciste.
No con gloria ni estruendo. Fuiste bruma. Fuiste la brisa que se mezcla con la luna, como un perfume que se lleva en el viento. Te sentí primero como una corriente cálida, una melodía olvidada que despertaba en mis venas. No eras sombra ni vacío. Fuiste perfume antes de la tormenta. Una voz que se enredó en mis pensamientos hasta no saber cuáles eran míos y cuáles tuyos. “Ven”, dijiste, y yo fui. Porque era más fácil seguirte que enfrentar el espejo que llevaba en el pecho.
Tu abrazo fue un silencio cálido. Una tregua con mi mente. Me acurruqué en ti como un niño sin madre. Viví en ti, en ese no-lugar, dejándome tragar. No era amor. Era alivio. Me convertí en sombra, celebrando la desaparición como si fuera redención. No sabía que lo que creía un refugio era el primer nudo alrededor de mi garganta.
Y aun así, no te culpo. Fui yo quien cerró los ojos primero.
Con el tiempo, tu paz se volvió necesidad. Tu sombra crecía, y con ella, mi deseo de poseer, de destruir. Te busqué en cada rincón de mi mente. Ya no sabía si te amaba o si solo deseaba el vacío que dejabas en mí. Me convertí en ti. Mis manos, antes suaves, eran garras. Mis ojos, huecos. Ya no hablaba con mi voz, sino con la tuya. Ya no sufría: adoraba el sufrimiento como un idioma secreto.
Vuelves, pero no como en los días pasados. Vuelves en mis sueños, como un espectro, como una imagen borrosa, casi irreconocible. Tu rostro se ilumina con una luz que no existe en este mundo, y aunque me miras, no hay juicio en tus ojos. Solo hay tristeza.
Hasta que un día desperté. No en un solo momento, sino en fragmentos. Me vi desde afuera. No eras tú quien me retenía: era yo quien te sostenía para no soltarme. El abismo ya no me atraía. Por primera vez, sentí miedo de seguir cayendo.
No regresaste. No podías. Pero aprendí a vivir con tu recuerdo, no como una condena, sino como una marca. Me miré al espejo. No era limpio. No era perfecto. Pero era alguien. Y en ese reflejo, por fin, pronuncié mi propio nombre.
La Biblioteca
Catalina Alejandra Ramírez Vega - 1º Medio B
Crecí entre dragones y espadas, entre calderos con humo blanco, negro y gris, me criaron las palabras que el viento olvida, me criaron las lágrimas de un poeta triste, me criaron los gritos de injusticia que el mundo silenció y me criaron los sueños más lenitivos…lideré ejércitos listos para una guerra que terminaría a la luz del crepúsculo, creé mundos distintos donde todo cambia, como si fuera una extraña ilusión donde “ahí” es “hay” y “ay” es “allí”. Nací de la magia y ella me acarició el cabello con su luz, y su acendrado manto me cubrió junto a mis sueños más amados, me enseñó a escuchar los susurros de la noche, me dejó bailar junto a sus impredecibles giros y me mostró que el mundo puede ser admirado o controlado.
Fui poeta para relatarte en mis escritos más antiguos y decretar junto a la tinta que siempre te amaré vida mía. Solía ser guerrera y reina con tal de proteger a mi gente y mi pueblo, tengo títulos de lunática, traidora y justiciera pero entre tú y yo siempre fui filósofa y curandera, llevé a mis enemigos a la ruina y a los míos al triunfo junto a la victoria y el honor que me otorga, “cría cuervos y te sacaran los ojos” decían…crie cuervos y la muerte vino por ellos a admirarlos, fui emperatriz y la persona más odiada por ser justa, fui detective y resolví los crímenes más horribles dejando en mi memoria las imágenes de los cuerpos arrebatados a la vida.
Bailé junto a la muerte, y ella me mostró la delicadeza tan sutil, frágil y fina de la vida, bailamos hasta medianoche cuando puso un punto al primer capítulo, “Memento Mori”, susurró ella, antes de que pasara la página y el capítulo terminara.
Fui aventurera y descubrí los mundos más hermosos e inmaculados que el Dios divino creó, llenándolos de su esplendor y especialmente de azucenas que me dejan estupefacta al sentir su aroma, me enamoré del silencioso vacío de la soledad, me fundí en el abrazo de alguien sin vida que me acuna en el silencio de mi alegría. Estaba tan comprometida con esa sensación de no estar en mi cuerpo, de sentir cada palabra, de vivir cada segundo de cada momento totalmente absorbida en cada una de las manchas de tinta, tan inspirada con solo imaginarte en mis manos… En un momento tan solitario que el frío me recorría lentamente… ¡Y de repente! De un golpe salí del trance, volví a mis sentidos y el sol volvió a brillar… Tan desconcertada quedé, que de su sonrisa no me percaté “hija, almorzar” repitió mamá, mi querida mascota se levantó y me miró, pues ella con certeza sabe que más de una vida he de vivir y he de tener.
Me levanté de mi mecedora, apagué mi reloj, cerré mi libro y al salir de la biblioteca me encontré que el mundo ya no brillaba igual que en mis libros, tendré que volver, no queda otra opción, por lo menos este día se celebra con emoción.
